En Penka nos sentimos orgullosos de trabajar con el agave, aunque hay que aclarar que cuando decimos “Agave” nos referimos a un género de plantas nativas del continente americano, generalmente suculentas que hoy se encuentran distribuidas en todo el mundo. Existen aproximadamente 220 especies en este género, y México es centro de origen de más del 75% de ellas.
Los agaves son plantas con adaptación a zonas de bajas lluvias y sequias prolongadas y pueden desarrollarse en regiones semidesérticas, con especies que evolucionaron desde la costa hasta la alta montaña.
Los agaves se componen por un tallo de almacenamiento central conocido como piña, y las hojas que lo rodean llamadas pencas -de ahí el nombre que elegimos-, y tallos subterráneos de donde toman los nutrientes. Al final de su vida productiva echa un quiote con sus flores y frutos.
En la época prehispánica los agaves se emplearon para alimentación, vestido y vivienda en donde nuestros antepasados aprovechaban la totalidad de la planta: la fibra de las hojas para cuerdas y telas, los quiotes y hojas secas como materiales de construcción. Los azúcares fermentados dieron origen al pulque, bebida alcohólica de baja graduación.
Después de la conquista, los agaves se cultivaron en diferentes regiones de México y su producción se fue especializando de acuerdo con el uso. Por ejemplo en Yucatán se cultivó henequén para fabricación de cuerdas y en Hidalgo y centro del país se enfocó su uso para la fabricación de pulque y mezcales destilados en alambique usando las especies locales.
En la zona de Tequila, Jalisco, en particular, se encontró una variedad con alto contenido de azucares, un corto ciclo de vida y alta producción de hijuelos para su propagación, características que aunadas a la facilidad para moler las fibras cocidas y extraer los azucares resultan excelentes para la producción de destilados. Esta variedad se distingue por el color azulado de sus hojas o pencas y es conocida como agave azul. Su nombre botánico es Agave tequilana Weber, Variedad azul.
Durante años el desecho de la industria tequilera (lo que queda de la piña después de proceso y extracción de azúcares) no había tenido mayor utilidad, mas que como alimento para ganado y abono para la tierra, pero recientemente se han diversificado sus aplicaciones, buscándole un uso al bagazo de agave para utilizar y aprovechar esa biomasa en la fabricación de bloques para construcción, papel, artesanías y lo que se convierte en nuestra pasión: biomateriales.
En Penka le damos vida a las fibras de celulosa del bagazo de agave para elaborar biomateriales con infinidad de aplicaciones, como una alternativa sustentable a los materiales plásticos provenientes del petróleo, entre esas aplicaciones está nuestra línea de popotes, agitadores y otros productos que te invitamos a conocer en www.penka.eco
Por: Jose Ignacio del Real / Eduardo Rivera
